Programas relacionados con esta noticia:
Samantha Hudson es la invitada a una nueva entrega de QPELM para poner los puntos sobre las íes a propósito de la moda y las identidades políticas de género y cerrar aquel debate sobre la engañifa de la diversidad y la inclusión en la industria de vestir.
Qué pequeña es la moda: La crónica, la crítica y el análisis de moda, en versión mesa camilla. O barra de bar. O aquelarre. Que es lo que suelen hacer Leticia García, Carmen Mañana y Rafa Rodríguez regularmente cuando nadie los ve y, sobre todo, los oye. Tres intrépidos periodistas conjurando los demonios de la industria del vestir –pero también de su profesión– para exorcizarlos, sacándoles los colores sociales, políticos, económicos y culturales. Si aún crees que la moda es una cosa muy tonta de la que ni siquiera eres partícipe, entonces deberías escucharlos. Si no, también. Y que los anunciantes los pillen confesados.
Cuando ella habla, suele subir el pan. Y las hortalizas, la fruta, la cosmética y el IPC en general. Por eso la ‘opinionated woman’ por excelencia del pop español tenía que sentarse a nuestra mesa camilla/aquelarre/barra de bar, básicamente para poner los puntos sobre las íes a propósito de la moda y las identidades políticas de género y cerrar aquel debate sobre la engañifa de la diversidad y la inclusión en la industria de vestir iniciado en nuestro primer capítulo.
Que al final acabamos hablando de todo, pues normal: posmodernismo, dragquinismo y travestismo, comunismo, bizcochos de ron, Bershka, feminismo, otredad, rubias tontas que son muy legales, señores que son chicas de 20 que huelen a cerrado, terfas, mamarrachismo y capitalismo. Siempre el capitalismo mamarracho.
Moraleja: que la fea realidad de nuestros días no les impida ser guapas, sobre todo por dentro. Y que no hay que tenerle miedo al ridículo (el resultado de la ignorancia ajena). Como cantaba Adam Ant: “Stop being dandy, show me you’re handsome”.